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domingo, 18 de abril de 2010

¿Lesbianas? ¿o sólo un momento de locura?


Las referencias escritas más antiguas de amor entre mujeres datan de la Grecia antigua. Safo (el epónimo de "safismoo"), originaria de la isla de Lesbos, representa uno de los principales iconos lésbicos de la historia. Compuso poemas en los cuales expresaba su atracción sexual hacia otras mujeres, pero algunos escritos también la describen como una persona que mantuvo asimismo relaciones con hombres. Máximo de Tiroo escribió que las relaciones de Safo con otras mujeres en su escuela eran platónicass. Los estudiosos modernos sugieren un paralelo con las concepciones del amor entre hombres y jóvenes en la antigua Grecia y las amistades entre Safo y sus estudiantes, en las cuales "tanto la pedagogíaa como la pederastiaa pueden haber tenido sus roles en el hecho". De cualquier manera, la importancia de la obra y los intereses personales de la poetisa han sido tales que el término safismoo se ha convertido en sinónimo de lesbianismo desde la época victoriana.

En la antigua China, se ha tenido una cierta tolerancia hacia el lesbianismo. Una de las razones más importantes es que las mujeres aportan el Ying (substancia o energía necesaria para el cuerpo), por lo que la idea de la masturbación femenina según este tren de pensamiento era la de un acto inofensivo. Algunos historiadores, como John Boswell, han descubierto ciertos elementos que denotan la existencia de relaciones homosexuales femeninas. Un ejemplo de esto figura en las palabras pronunciadas por Ying Shao, "Cuando dos mujeres se relacionan entre sí como marido y mujer, se denomina esa situación como dui shi’".

La palabra mojinzi ("espejos frotándose") se utilizó para describir las actividades lésbicas, tomando como idea a dos espejos frotándose uno contra el otro (o sea, formas similares sin protuberancias) representando a los órganos sexuales femeninos.


La pequeña historia de Gabriela y Denisse en el jardín


Sin embargo, existen relaciones entre mujeres que, ellas mismas no consideran un acto de homosexualidad determinante, es decir se refieren a un acto ocasional, producto de una curiosidad vinculada al placer de la piel exclusivamente. No se sienten atraídas desde el punto de vista emocional por otra, sino que cierto día, en determinado momento, se produce una oportunidad de 2probar qué se siente" y se entregan a otra, generalmente una amiga conocida o en la participación de los llamados "tríos" (un hombre y dos mujeres).

Denisse y Gabriela, es el caso de dos chicas jóvenes, amigas, compañeras de estudios, que, justamente, inclinaron sus frecuentes encuentros de repasar las materias pendientes de sus estudios universitarios hacia una travesía por el mundo de la piel de hembras. Una situación que comenzó una hermosa y tranquila tarde, en el jardín de la casa de Gabriela, solitaria casa en ese momentos, pues el resto de la familia no se encontraba ese día allí.

Gabriela apartó los libros para dedicarse a charlar de otros temas: las amigas envidiosas del salón, lo atractivo que le resultaba el profesor de estadísticas, la loca y atrevida relación sexual que tuvo con su novio en el automóvil aparcado en un centro comercial en días atrás, entre otros temas. Pero ese último tópico, el de su novio en el carro fue el detonante para entrar de lleno en el, a veces, peligroso mundo del sexo. Y le dijo a Denisse: "Sabes?, mi novio me preguntó si yo me atrevería a hacer un trío, él yo y otra". A lo que Denisse ripostó:"Parece que ahora esa es la onda, pero un poco machista tu novio...porqué no te lo propone con dos hombres y tú?" Pasaron unos minutos en silencio y luego Gabriela volvió: "Yo le dije que lo voy a pensar, me da curiosidad".
La palabra "curiosidad", encendió la fantasía oculta de Denisse. "A ver...¿qué es lo qué te da curiosidad?", le preguntó con cierta picardía a Gabriela. "Pues...no sé, me imagino que debe ser una locura, pero tal vez con la mujer puede sentirse más rico todo. Dicen que somos más delicadas que los hombres". "Huy-dijo Denisse-no sigas porque creo que me estoy excitando con el temita". Y emocionada Gabriela preguntó: "¿En serio? No te creo. ¡Mira que yo también!"

Entonces mientras estallaron en risas, Denisse le dijo a Gabriela: "Bueno ami, ¿qué tal si nos volvemos locas y vemos qué se siente?, ni tú eres marica, ni yo tampoco". "Ok-dijo Gabriela, mientras paraba la risa y se ponía más seria-pero me dices cositas bonitas". Ambas se miraron fijamente, acercaron sus caras poco a poco, abrieron sus labios y se besaron tiernamente para probar sus lenguas. Luego, se fueron cayendo, Denisse sobre Gabriela, para terminar sobre la grama del jardín. Gabriela, con sus propias manos se bajó la blusa, como para invitar a Denisse a acariciarle los senos. Denisse se bajó un poco el pantalón para facilitar la entrada de las manos de la amiga, quien comenzaba a volverse un torbellino de lujuria. Sólo bastaron unos minutos para que ambas rodaran por la grama del jardín, para que sus lenguas buscaran con afán sus respectivos sexos, se los comtemplaban con ansías locas, lo devoraban al mismo tiempo con hambre desenfrenada, mientras los dedos buscaban cobijo en cualquier orificio disponible. Gabriela masturbó a Denisse, Denisse masturbó a Gabriela, no hubo poro que se salvara en la batalla. Si lo que querían era averiguar qué se sentía hacerlo con otra hembra, ambas se habían saciado de conocimientos y de placer.

Mucho rato había pasado de aquel momento de locura cuando la mamá de Gabriela, que ya había regresado de hacer algunas compras, se asomó al jardín a preguntarles si querían tomar jugo. No sabría la madre que aquellas niñas que se habían satisfecho ya de mucho jugo, sus propios jugos íntimos. Esa travesura no pasaría de allí...eso creo.

Para complementar los datos históricos vale hablar de la simbología. El labryss, asociado con el poder femenino y matriarcal. En estos últimos años, se ha utilizado el labryss, hacha de doble hoja, para representar a la cultura lésbica. El origen del uso es aún desconocido, pero una teoría sugiere que su empleo se remonta al uso que las guerreras amazonas le dieron en sus batallas, en varias culturas, como la escrita.


El labrys, asociado con el poder femenino y matriarcal.
Recuerda que en esta página encontrarás relatos, cuentos y poemas relacionados con el placer de lo erótico, sólo tienes que ir a "entradas antiguas". No dejes de contribuir con el blog dando click en la publicidad de nuestros patrocinantes. Gracias por leernos. Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com













sábado, 10 de abril de 2010

¿Por qué les gusta estar en 4 patas?

¿Es la posición preferida de él o de ella?


¿Es el placer de imaginarse lo que está sucediendo?

¿O es saber que está mostrando toda intimidad?



¿Una posición del instinto ancestral de la hembra o el placer de la sumisión?


Algunos antropólogos consideran que hace muchos, muchos años nuestros antepasados se desplazaban en cuatro patas, tanto el macho como la hembra eran muy distintos a la manera en que se conocen hoy día. Incluso, se dice que el hecho de que las mujeres se pinten los labios de la boca, es un acto incosciente de llevar un distintivo que dé la señal al macho de que ellas son la hembra.

Al andar en cuatro patas, la hembra, en sus orígenes, mostraba los labios de su sexo al macho, al erguirse en dos patas, la vulva se ubicó en una posición no visible y la hembra buscó la manera de ubicar su sexo en su boca dándole color con pintura labial.



Como quiera que lo anterior es sólo una teoría, no deja de llamar la atención que una de las posiciones preferidas de las mujeres al momento de entregarse es la La unión del Antílope o la del Perrito, conocida también como "en cuatro patas".


Sin duda esta posición ofrece algunas ventajas: esta posición es apasionada. Con los dos en posición de cuatro, permite la comodidad del hombre para tocar el clítoris o el ano de su compañera, además de variados movimientos que dan la posibilidad de que la mujer tome con una mano los testículos del hombre. Igualmente la chica puede masturbarse el cíltoris con sus manos mientras está siendo penetrada.

Por otra parte, el hombre tiene una visual privilegiada, pues puede ver a la mujer desde atrás, ver sus nalgas en costante vaivén y ver el ano entreabierto, en caso de estar penetrándole la vagina ya que es una posición que también permite el sexo anal. El hombre puede sujetar a la mujer desde la cintura y atraerla hacía él para una penetración más profunda.



Aunque algunas mujeres pueden sentirse desvalorizadas en esta posición, la mayoría accede a ella con dedicado placer. Hay que decir que tal vez en el fondo de la mente subyace la idea de la lucha entre el dominador y el dominado, entre el poder de uno y la sumisión del otro, pasividad y actividad. De allí las expresiones revestidas de romanticismo que esconden el verdadero placer del sexo: "hazme tuya", "poséeme", "te pertenezco", etc.




Como quiera que sea, hay un momento cumbre en el la mente de la mujer que se entrega en cuatro patas, el instante en que asume la posición, bien sea a pedido del hombre, por iniciativa propia o como resultado del juego sexual en la cama, y es el instante en que ella sabe que el hombre la está mirando toda abierta, que en cuestión de segundos comenzará a sentir cómo su orificio vaginal va cediendo a la entrada de la cabeza del miembro del hombre, hasta experimentar todos los centímetros de músculo viril perforar sus entrañas mojadas.



En fin, allí estarán ambos, mujer y hombre o macho y hembra, entregados al fascinante placer del sexo, bañados de sudor y lujuria, de olores íntimos, rodeados de gemidos que surgen de cada movimiento apasionado, con amor de pareja o con puro instinto animal. Las gráficas que aquí ofrecemos nos dan una idea de lo provocativa que puede ser la posición del "perrito" o la "perrita".

Espero que hayan disfrutado de estas imágenes y de los comentarios que las acompañan y les recuerdo que pueden ir a "entradas antiguas" de este blog, para encontrar los relatos, cuentos y poemas, que hacen del sexo un mundo de realidades y fantasías. Y tú...¿qué posición prefieres?