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domingo, 1 de agosto de 2010


PROVOCATIVAS Y PROVOCADORAS

El arte de sentir que provocan deseos


...y el arte de provocar con intención maliciosa



La vampira, la experta, la niña inocente...

La forma de vestir, la manera de desvestirse, el arte de mostrar



Una persona sensual es aquella que provoca atracción o reacción en los sentidos de otra, bien sea deseo sexual, excitación, deseo de hacer el amor, etc. Algunas personas son, por naturaleza, muy sensuales y tienen la capacidad de atrapar literalmente a aquellas que desean. Tú también puedes llegar a ser sensual. En general las personas que poseen un fuerte potencial sexual tienen una sensualidad muy acusada, si bien, en muchos casos ellos mismos no se dan cuenta. El magnetismo personal que se desprende de estas personas es muy envolvente y al entrar en contacto con ellas puede sentirse absorbido.





Basta con buscar en tu forma de ser y de pensar, basta con que conozcas las fortalezas de tu cuerpo y muestres los encantos sensuales que posees. Las mujeres saben muy bien lo qué quieren provovar, pueden ser provocativas por naturaleza y pueden explotar sus cualidades siendo provocadoras con malicia intencionada. Puede bastar una mirada...pero puede ir mucho más lejos aún.



La mujer sabe el poder de sus labios, saborearse con la lengua para humedesérselos. Sabe que sus pezones suelen electrificar a un hombre, por eso ante la sensación del frío o de la excitación conoce muy bien cómo usar ese poder para con el hombre. Ese famoso descuido en la cama, casi vestida, dejando escapar sólo una parte de sus senos, suele ser fatal para un hombre que la mira de reojo.

Existe también lo sugerente, la fascinación de dejar a la imaginación del hombre aquello que viene en camino. El body que va descubriendo la piel íntima lentamente o la pequeña tanga que se deja deslizar poco a poco por los muslos, dejando que la minúscula tela se vaya despegando de las partes ocultas y hambrientas de su intimidad. Ese simple dejar al hombre que continue la tarea de desvestir lo que falta, suele dar un excitante toque al encuentro de los cuerpos.


La posición de cuatro patas o "perrito", pero no sólo en el coito, sino en los momentos previos al mismo. Es un truco de ella aparentar buscar algo en la cama o el el piso y mostrar su trasero andante al hombre que la mira. Otra cosa que la mujer suele hacer es mover sus senos mientras está desnuda, ese vaivén al caminar en la habitación o incluso, y más provocativo todavía, cuando ella salta excitada sobre él en el pleno acto de penetración mientras ella está sentada sobre el cuerpo del hombre que yace boca arriba y la mira locamente.

Pero resulta que esos poderes la mujer los conoce muy bien y los pone en funcionamiento. Sabe el embrujo que desata el fetichismo de unas botas mientras está completamente desnuda. O ese dejarse la ropa íntima hasta las rodillas para que el hombre vea impaciente cómo ese pequeño trozo de tela resbala para dar el el piso.

La magia del culo expuesto con picardía, con la tanga a medio quitar pude enloquecer. Una mirada de ella por encima de sus hombros "buscará pelea" sexual. Es el poder de la atracción que suele hacerse para provocar los intintos de él.


Una mujer es capaz de pasar de la niña ingenua e inocente, al la vampiresa devoradora en cuestión de segundos. morderá su tanga con malicia después de haberséla quitado, patra indicar que tiene "hambre".

O al revés, quizás se muestre devoradora al principio y luego ponga frenos y se dedique a poner algunas cosas en orden en la cama, para ser observada por su hombre. Incluso, sabe usar esa sensualidad no solamente en la íntimidad de pareja, sino en la calle, cuando dejar ver sutilmente parte de sus encantos, o en un salón de clases, o en la oficina.


Por supuesto que hay otros lugares distintos a los mencionados. Un lugar propicio es la playa, sitio ideal para cubrir lo "deseado" por poca tela, pero ello no impide un cierto descuido intencional para dejar escapar la carne más oculta.


Igualmente una mujer en mini falda en un vehículo, puede encontrar el espacio adecuado para mostrar las razones que la hacen hembra. Son sus muslos posados en el mueble lo que provoca sensaciones especiales, siempre y cuando se esté en el plan concebido de ser sensual con un objetivo específico. Lo que puede venir luego es desprenderse de la tanga en pleno andar para quedar desnuda en parte y esperar lo que sigue. Todos sabemos lo qué va a ocurrir.
En todo caso, el punto es que aquella mujer que sabe que es provocativa puede ser provocadora, conceptos que significan dos elementos distintos y que suelen terminar en sexo desnudo. La provocativa es así, la provocadora busca el momento ideal. Puede hacerlo para su hombre o pareja de turno o puede provocar a grupos, puede también mover instintos escondidos en otras mujeres. el asunto radica que lo disfruta...es un placer.


El momento, el lugar, los atributos fisícos, la ropa y muy importante...los gestos. La expresión del rostro, la mirada, la boca, el cambio en el tono de voz, los movimientos del cuerpo, al caminar, al sentarse o en la misma cama, dan toques de fantasía para cumplir sueños de piel.


Así que usa todo ese poder para estremecer, para mover pasiones, un consejo tal vez que no hace falta, pues la mujer sabe cuando ser hembra y cómo "capturar" presas. Lo importante es que tal comportamiento forma parte de un arte que se puede perfeccionar. Un arte ancestral que en la actualidad se resalta por la dinámica de un mundo moderno y desenfrenado.

Un arte que seduce, que embriaga, una forma especial de hacerse sentir y de sentir, la manera en que el insinto animal de aparearse, adquiere el sutil estilo de moverse en sociedad, sociedad de hombres y mujeres que van y vienen, que tropiezan miradas en la calle, en el trabajo, en la vecindad, en una fiesta, en un local...y que pueden terminar en la locura de una cama, de un sofá, una playa, la montaña o el vehículo. A fin de cuentas son encuentros de parejas, parejas que permanecen unidas o no, pero encuentros de sensualidad y sexo que siempre quedarán en la memoria de sus protagonistas.

Waleska y su seductor encanto de ser hembra

En una simple muestra de seducción al desnudo, Waleska, una hermosa rubia de 23 años, inició su tarea una tarde del mes julio. Sentada en una silla de la habitación de un hotel de Caracas, ya completamente sin nada de ropa y mientras su chico esperaba por ella en la cama, usó primero su rostro indeciso como encanto. Pensativa y aparentemente con timidez, temor o desgano intencional, iba preparando el "asalto".

Entonces cambió su cara de repente, dibujó una pícara sonrisa y se levantó de la silla con la clara idea de dominar ella la situación. De niña inocente e insegura, pasó a vampira come hombre. Caminó lentamente hacia la cama mirando con desplante a su víctima, un aire de superioridad que transmitía el mensaje "aquí mando yo".
Sin decir palabra alguna, se paró encima de la cama, se colocó sobre el chico que la miraba impaciente desde abajo. Ella avanzó hasta quedar a la altura de la cara de él. Abrió sus piernas y mostró su vulva, dejó entrever sus labios carnosos, incluso su orificio vaginal aparecía lentamente. Su cara indicaba un plan.

Se fue agachando despacio, mientras más bajaba, más ofrecía su intimidad abierta y dispuesta. Su intención estaba clara: quería sexo oral en su vulva, pero quería darse placer ella, quería dejar sin posibilidad cómoda de respirar a su hombre. era como si quisiera ahogarlo, con su piel, con su olor, con sus jugos. Entonces ya sobre la cara de él, inició sueves movimientos hacia adelante y hacia atrás, vulva, labios y nalgas aplastaban los gemidos de él. eso es lo que ella buscaba.


Por instante levantaba un poco una de sus piernas para que el joven tomara oxigeno, luego con malicia, volvía a sentarse sobre la cara de él. Otra vez levantaba su muslo, y ahora gemía ella, otras veces decía con suave voz sensual. "así, así...así".

Cuando sintió que el chico se volvía frénetico y le devoraba todo por abajo, se levantó repentinamente y se quedó por instantes contemplando a su "víctima" aún jadeante de lujuria y con ganas locas de seguir probando mujer. La mirada de Waleska era de indiferencia, mirada de dominio, dominio premeditado por ella, que luego, más tarde buscaría su propio catigo cuando él decidiera penetrarla.


Sabiendo lo que le esparaba, Waleska volvió a poner cara de "niña que se había portado mal", y se acurrucó en la cama. En posición fetal y mirando ahora con culpa de traviesa, pero como pidiendo perdón, deseaba ser poseída con rudeza y pasión desbordada. Su poder de provocar daría resultado, su cambio de rol funcionó perfectamente. Fue provocativa y provocadora a la vez.


BAILANDO PARA PROVOCAR PASIONES




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