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domingo, 7 de noviembre de 2010


EL SEXO ANAL...
ESE OSCURO OBJETO DEL DESEO


¿UNA PRUEBA DE AMOR O UNA CURIOSIDAD A FLOR DE PIEL?



Después del cunnilingus y el fellatio, el sexo anal es posiblemente la fantasía más recurrente de los hombres. Ellos lo encuentran fantástico. Y a ellas les parece doloroso y otras cosas más. Sirva este tema de hoy para que ellos lo logren y ellas lo disfruten.



El sexo anal heterosexual parece haberse puesto de moda. Y existen numerosas parejas que lo practican. Pero, la verdad es que muchas mujeres sólo lo hacen para complacer a su pareja, no por propio gusto.
Tradicionalmente, el sexo anal entre parejas heterosexuales fue una variante de la sexualidad, no siempre bien vista, que contribuía al control de la natalidad. Al principio se utilizaba más como una forma de evitar tener hijos. Y con el tiempo se empleó como una variante más de las prácticas sexuales. Sodomía es otro nombre para referirse al sexo anal.

Actualmente, la práctica habitual del coito anal se encuentra en torno al 10% de la población masculina y femenina. Parece probado que las mujeres urbanas con bajos ingresos suelen tener una experiencia con el coito anal (entre el 9% y el 38%) superior al de las universitarias (12%).


La razón radica, tal vez, en el atrevimiento y en saciar la curiosidad de algo que está en el ambiente en la cultura sexual. En los hombres puede ser la búsqueda de "aquello que falta", o el toque de sadismo propio de quien desea someter a quien cree que le pertenece, además del hecho de que esa penetración le genera una sensación distinta, pues el recto carece de lubricación propia y él siente más presión en el pene. Ella considera que es una zona por la cual deben "salir cosas" y no entrar, un lugar no muy higiénico en si interior, delicado y fragil. Sin embargo, el ano posee terminaciones nerviosas que producen placer extremo si se elimina el tabú.




Las mujeres terminan aceptando en mejor o menor grado el sexo anal por amor a su pareja. Es posible que con el tiempo se acostumbren y terminen aceptándolo con agrado. Pero, inicialmente, el sexo anal es algo que tienden a rechazar casi todas las mujeres.

Las razones de dicho rechazo son bien sencillas. Y no se trata, simplemente, de que esa actividad resulte un gran tabú para ellas. Es verdad que algunas rechazan el sexo anal porque no admiten que entre nada por un lugar destinado a que sólo salgan cosas, o porque supongan que ese tipo de actividad sólo es propia de la homosexualidad masculina y, por tanto, deduzcan que si su pareja se lo propone es porque tiene alguna inclinación escondida. Ese pensamiento ha ido quedando atrás, pues existen ahora más fuentes de información sexual. La resistencia sigue, pero es menor.



Sin embargo, algunas mujeres lo practican y la pasan muy bien. Se me ocurre que ellas están predispuestas y tienen menos rollos en la cabeza (prejuicios/ temores/ traumas). No obstante, en esta aventura la pareja tiene mucho que ver. Si a F. le va de maravillas es justamente gracias a su macho, un hombre intenso y delicado, que sabe guiarla y hacerla explotar.

"Al comienzo me daba miedo, pero luego comprobé que era increíble. Los mejores orgasmos los he tenido por atrás... Sé que muchas de mis amigas no me lo creerán", dice Fabiola, casada y bien seriecita. El asunto radica pensar en placer y dejarse llevar. Ciertamente como se ha dicho si hay amor de pareja, la chica sentirá que ese amor merece el dolor inicial, si sólo es curiosidad, atreverse es el camino...al final, igual el ano se dilatará en beneficio de la excitación y la locura.



CLAVES PARA TENER EN CUENTA
Él debe besar su espalda comenzando desde su cuello hasta su cintura. Que su lengua -poderosa e invencible- la desarme. Puede recorrer sus zonas erógenas y rodear su ano delicadamente, pero no debe quedarse allí. Es el comienzo.

Luego lanzar palmadas a sus nalgas, y comenzar a penetrarla poco a poco... Si intenta darse vuelta o decide frenar no hay que reaccionar con frustración. Bésala, bésala, bésala. Aprovecha este tiempo para susurrarle que nada malo pasará.

No pretendas arremeter salvajemente. Hay quienes sugieren que empieces con tu dedo. Usa lubricante... Penetrarla con tu dedo es solo el preámbulo. Resistirá y se incomodará menos. No seas tosco. Si le causas dolor ten por seguro que no le abrirá el paso a tu pene.

Mientras la abordas por atrás acaricia su clítoris y enciéndela. Besa sus pechos y su cuello. Ingresa a ella con calma y pasión. Pídele que se mueva suave, que se quiebre un poquito, y no dejes de ser cariñoso. Si te impacientes y te irritas perderás.

Una vez adentro se sugiere un movimiento circular. No empujes. Debes presionar de acuerdo a las sensaciones que ella vaya experimentando. Aprovecha su momento de más excitación para arremeter, pero no te excedas.


Mientras, ella, o sea tú, déjate llevar, recuerda estás desnuda para él, relájate, suelta los muslos, abréte toda. no pienses en dolor, imagínate hembra, hazle saber que le perteneces, busca pensar en placer, piensa en la cara de excitación extrema que tiene él aunque no lo estás viendo. Piensa que una parte de su cuerpo es todo tuyo y está adentro de ti. Disfruta el momento, si te duele...resiste un poco, el pene se irá ajustando, pídele que sea delicado pero no dudes en exigir un toque de frenesí, cuando tu trasero pida más acción.

Piensa que eso lo han deseado muchos, te lo han soñado en la calle, tus compañeros de colegio han fantaseado con tus nalgas abiertas, tus compañeros del trabajo, los vecinos, en la playa lo han visto casi desnudo, entonces piensa que quien te está poseyendo es único y que lo estás gozando.



El sexo anal ha venido a ocupar en la lista de tabúes el lugar que hace sólo unas décadas ocupaba el sexo oral. Es decir, que lo practican más mujeres de las que lo confiesan. Es cierto que el miedo al dolor o a una ejecución poco hábil por parte de tu compañero pueden alejar el orgasmo a distancias siderales. Y la tensión es enemiga del clímax. Pero no hay duda de que la penetración anal puede proporcionar orgasmos muy intensos y placenteros



El sexo anal requiere ciertas condiciones y es por eso que su práctica es mucho más recomendable en estados de excitación intensa. En este sentido, es necesario preparar la situación lo mejor posible. Una buena preparación augura unos resultados agradables y satisfactorios para ambas partes. Además de toda la parte lúdica, que permite que la persona se relaje al tiempo que se excita, es aconsejable asegurarse de que hay una buena lubricación. Entonces, por un lado, el ano se va relajando y, por otro, la lubricación adecuada facilita la penetración.


A las personas que no tienen mucha experiencia en esta práctica se les recomienda tener cuidado e ir poco a poco. El esfínter no siempre cuenta con la flexibilidad suficiente para la penetración pero la puede ir adquiriendo. No obstante, el criterio debe ser siempre el malestar y el dolor. Cuando el malestar excede el placer, no hay que esperar a que el dolor sea intenso, es hora de parar.


TESTIMONIOS

Waleska


"Me costó darlo. Cada pareja nueva me lo pedía. Pero mis amigas que lo habían hecho me decían que dolía. Pero con mi novio actual sucedió que me fue convenciendo poco a poco, y sus intenciones me excitaban. Lo intenté varias veces y no me dejé. Un día en la playa, nos quedamos solos y fuímos a un lugar con mucha vegetación. Me lubricó, me excitó y al fin!!!"
Andrea
"Desde que me hice mujer siempre tuve curiosidad. Cuando me masturbaba por delante, también inicié toque atrás. Se sentía rico y se lo mojaba en saliva se me abría más. Con mi primer novio lo hice, incluso antes que por delante. Lo disfruto mucho, pero hay días en que me siento más dada a hacerlo que otros".
Margaret

"Mi culo es una de las partes de mi cuerpo que más me agrada, los chicos que han estado conmigo se vuelven locos con mis nalgas. Y sí, lo he dado."
Lisette
"Lo dí una vez y más nunca me he atrevído. El chico de ese momento fue algo bruto, y me hizo daño. Lloraba y le pedía que no siguiera, pero no hizo caso, practicamente me violó, hizo que me orinara. Lo perdoné porque era mi novio...no lo he hecho más."
Carolyn

"Esa foto que envío es con mi novio actual. Tomó esa foto con la cámara puesta a "tiro de automático", en un momento en que me iba a penetrar por detrás. Su pene es normal, estandar, afortunadamente."

Claudia


"No sólo disfruto darlo, disfruto que me lo besen y que me metan los dedos, pero de forma delicada, el placer es demasiado."
Angélica

"Lo intenté muchas veces. Me ponía en varias posiciones buscando que no doliera. Un día decidí aguantar todo...y lo logré. Me ardía mucho, era como si me estaban partiendo en dos, pero a los pocos minutos, mi ano se había abierto todo y el pene iba y venía con más suavidad, incluso me movía para darle más placer a mi pareja."
Victoria

"Generalmente me pongo en "cuatro", pero cuando ya estoy saturada de pene por detrás, me acuesto boca abajo para que él pueda moverse sobre mí."

Roxanna


"Sólo duele un poco, no es para tanto, sufrí más cuando perdí la virginidad. Pero por detrás es un segundo y ya. Se siente muy rico estar "tomada" por el culo, es como sentirse puta, pero en un sentido placentero, es decir por gusto."




La Historia de Petruska

"EL MASAJISTA ME HIZO SUYA POR DETRÁS"


A veces una piensa que hay fantasías que se quedarán en eso. Pues no, hay unas que se cumplen. Y me sucedió a mí con un masajista. Siempre iba con un profesional del masaje terapeútico algo mayor, sin embargo enfermó y lo sustituyó un chico apuesto, muy serio él. Ya había tenido varias sesiones con ély no pasaba de cruzar algunas palabras conmigo. A veces las palabras no hacen falta.
Llegué al final de una tarde, me pidió que pasara a la sala de masajes y que me pusiera cómoda. Eso hice, entré y comencé a quitarme los zapatos, y justo cuando sentada en la cama de masajes, abrí las piernas, él entró y vió mi entrepierna, aún cubierta con i ropa interior claro. Pero ese vistazo tuvo algo de picardía de parte de él, eso quedó en el ambiente. Él salió de la habitación y dejó la puerta abierta.


Yo no la cerré, lo veía parar de un lado a otro mientras me echaba un vistazo de reojo, yo lo sabía y lo disfrutaba. Dejé caer mi falda y me puse de espalda para que me deseara el culo. Luego, con mi ropa íntima me monté en la cama, intencionalmente me abrí lo más que pude, me acosté boca abajo, me desprendí el sostén y me cubrí con la sábana, para después quitarme la parte de abajo, con malicia la dejé caer al piso para que él la viera cuando entrara. Y efectivamente así fue. Entró y me dijo: "señorita, se le cayó ésto al piso". y le dije: "Ay que pena contigo...". "Usas un hilo muy sexy, muy pequeñito, por cierto. Bueno, comencemos," terminó diciendo. Y yo para rematar, le dije que ya podía empezar que era toda suya.



Esa expresión lo chifló por completo, soltó una carcajada y me respondió: "Mra que te tomo la palabra." Entonces colocó sus manos en mi espalda, esta vez sentí las manos de un hombre, no eran masajes, eran caricias.


Me bajó un poco las sábanas que me cubrían y descubrió mis nalgas, sentí que bajó la toalla más de lo debido, pero lo dejé y además comenzaba a excitarme. Colocó sus manos en mis nalgas y las movía con ritmo, echó aceite y sentí como el líquido gel y caliente resbalaba por la fisura de mi trasero, con malicia lo levanté más, con ese movimiento se lo estaba dando sin decir palabra alguna.



De un tirón me quitó la toalla que me cubría, me abrió los glúteos de par en par, me excitó que contemplara mi ano, que lo viera con ganas, no era ético lo que me estaba haciendo, pero ya ambos sabíamos que no era un masaje lo que se estaba dando, sino el preludio de un macho con su hembra sedienta de sexo.



Sus dedos fueron a mis labios vaginales, y resbalaban hasta entrar a mi hueco delantero, metía un dedo, luego otro y otro, me surtió la vagina de cuatro de sus dedos, hizo que comenzará a gemir como prostituta. Después, giró uno de sus dedos en círculos sobre mi ano, suavemente sentía cómo se hundía hasta el fondo.



Me había vuelto loca, entonces olvidé el masaje y me volteé para decirle casi a gritos: "Coño ya!!! cógeme por el culo que no aguanto más!!



Él se sonrió y me dijo que ya estabapensando que no lo pediría. Eso me causó gracia y mientras sonreíamos, yo me ponía en cuatro patas sobre la cama de masaje, para llenar mi hambriento ano de carne de hombre...un masaje interno que jamás olvidaría.



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CONFESIÓN




domingo, 12 de septiembre de 2010

Imágenes que quedan para siempre

Tal vez las mujeres no sepan que más allá de su forma de ser, de su personalidad y su dedicación como profesional o como la noble tarea de ser madre, los hombres también van a recordar su físico, su cara, su sonrisa, sus manos, sus piernas...o como puede ser entendible, sus nalgas, los salientes o no, labios de su vulva, el color rosado de su clítoris, o sus suaves tetas...o el pezón erecto a más no poder. Y es que cada parte del cuerpo, tanto del hombre como de la mujer, quedarán grabadas en el cerebro como una fotografía para ser vista cada vez que los recuerdos traigan al presente el tiempo pasado.

Entonces sucede que parejas que ya dejaron de quererse, de amarse, o de tener algún momento de intimidad, parejas que desconocen qué rumbo tomaron, siguen, de vez en cuando, recordando los detalles de la lujuria que vivieron. Ellas, remembrando el olor del cuerpo de él, los besos, la lengua, el sabor de su pene, el tamaño, modesto o no, la penetración...las caricias, los momentos. Ellos, saboreando en los recuerdos el particular sabor de la vulva, sus líquidos vaginales, sus nalgas entreabiertas, sus senos, su piel toda. El 70% de los pensamientos de los humanos es recuerdo, es pasado, y allí está el amor, el sexo, la locura apasionada de tiempos idos.
Y esas historias que casi nunca se comentan
Pero también, a veces, esos recuerdos están llenos de historias que no se cuentan, relatos íntimos que se esconden, amores fugaces, instantes de travesuras, cosas que pasaron porque era el momento, o como suele decirse, el Destino infalible. Una de esas historias fue la que vivieron Viviana y Desyré. Cierto día conversaban sobre la forma sutil y delicada en que las mujeres preferían hacer el sexo, muy distinta a la rudeza incontrolable de los hombres, que por cierto muchas veces, evita que ellas alcancen la plena satisfacción. Esa conversación se fue alargando y sin darse cuenta, ambas se fueron excitando. "Si quieres hacemos la prueba" dijo Viviana, a lo que Desyré, después de mirar al techo, como pensando, respondió: " Humm, pero sin que nos acostumbremos...porque nada de que soy marica". Después que ambas soltaron unas carcajadas hubo silencio y miradas pícaras. Viviana comenzó a deslizar su mano por debajo de la falda de su amiga, mientras ésta iba abriendo las piernas poco a poco y experimentando cada vez más placer.



Desyré se levantó de la silla y se subió el vestido, entonces Viviana contempló primero la vulva aún cubierta con la panty y luego con lujuria llevó su vista hasta la cara extasiada de Desy. El juego había iniciado ya su camino hacia la lujuria de mujeres entregadas a la fantasía. Esa historia estuvo escondida hasta hoy.

Hay también historias ardientes pero más comunes. Ligia, estudiante de modelaje tuvo una aventura con una sesión fotográfica. De aquel momento ella nos entregó, dos imágenes nada más. La primera foto muestra a Ligia dando a cámara todo el esplendor de su delicioso trasero.

En la segunda imagen, ella, se inclina para que veamos un poco más de sus suaves carnes íntimas. Obvio que detrás de esa minúscula tela ya la humedad estaba presente. El resto del relato de Ligia y el fotógrafo, se lo pueden imaginar.

Fabiola, una hermosa adolescente, estudiante de bachillerato, disfruta mucho de recortar la falda de su uniforme colegial para dar parte de sus encantos. Tuvo un tiempo para ofrecernos sus pasiones en sólo dos fotografías, por cierto, tomadas en su habitación por el profesor de química, quien le daba clases particulares ya que la joven no estaba aprobando con buena calificación la materia.

Vale decir que Fabiola, tuvo más de un encuentro sexual con su profe de química y que, por supuesto, terminó obteniendo la máxima nota en sus exámenes. Obvio, en la cama, también hubo química pura.



Lisette, la Cheer Leader
Ella, Lisette, quería entrar al grupo de animadoras del equipo de Basket de su colegio, había realizado casting y el manager del equipo quería verla en persona y comentarle las normas disciplinarias que deben tener las chicas en estos casos. Lo que sucedió en ese encuentro lo reproducimos aquí en un diálogo que palabras más o palabras menos, debió ser lo más cercano a la realidad.



Lisette: Hola!! Soy Lisette. ¿Cómo está usted? Vengo para la entrevista.

Entrenador: Hola Lisette, te estaba esperando, vi el casting y tienes todas las características de la chica que buscamos como cheer leader. Pasa, pasa adelante.


Ya sentados ambos en el sofá habían cvonversado unos minutos sobre el trabajo que a ella le correspondería efectuar como animadora. Importante la disciplina que deber haber entre las chicas y los jugadores del equipo, así como también el estricto apego a las coreografías y al horario de ensayos. Se veía que había "feeling" entre ambos. Él, mayor que ella unos cuantos años, usaba su experiencia de hombre y su simpatía para ir ubicándose en posición de "ataque". Ella, pícara y sensual, sabía que algo podía ocurrir esa tarde.

Entrenador: Pero me gustaría verte con la vestimenta de las animadoras. Anda, ponte la ropa y hazme una rutina...quiero verte en acción.

Lisette: ¿En serio? ¿Aquí? Es que me da mucha pena...me pondría nerviosa.

Entrenador: Por favor Lisette, tengo que verte. Además una chica tan hermosa como tú no debe tener verguenza alguna de mostrar todo el talento. Anda, cambia de ropa. Necesito ver cómo te mueves...

Lisette: Hummm, pues le diré que me muevo muy bien...y en todo lo que hago.

Entrenador: Si tú lo dices, debe ser cierto...no lo dudo, tienes un cuerpo que se ve muy versátil...anda muéstrame...lo que sabes hacer.


Ya Lisette tenía pensado algo. Se levantó del sofá y se dirigió al baño a cambiarse de ropa. Se colocó el uniforme de cheer leader, pero intencionalmente no se puso el short debajo de la falda. Sus partes íntimas habían quedado desnudas. Sin duda, Lisette, ya sabía que el entrenador la quería "tener"...y a ella le gustaba la idea.

Al cabo de unos minutos Lisette salió del baño y fue a la sala. El entrenador colocó música para que ella hiciera su rutina de baile y de corista. Giró, saltó, cantó con soltura los cánticos de victoria...se mostró suelta y entusiasta.

De pronto se fue ubicando de frente al entrenador, quien se encontraba extasiado en el sofá, volteó rítmicamente dando la espalda, y con gracia, con mucha gracia, giró hacia el entrenador y levantó su pierna izquierda tan alto como pudo. En milésimas de segundo mostró su depilada entrepierna, sus salientes labios de la vulva, incluso el orificio de su vagina logró abrirse un poco. El entrenador abrió su boca sorprendido, al mismo tiempo que se iba erectando su miembro. Esa provocación de Lisette lo había dicho todo. Al terminar su rutina ella se dirigió al sofá, algo apenada tal vez, pero consciente de lo que había hecho.

Lisette: ¿Le gustó? Hice lo que pude. Pero creo que lo hice bien...

Entrenador: Pocas veces he visto algo tan exquisito. No te imaginas lo qué sentí cuando levantaste la pierna.

Declaración de él que sirvió para no tener que pedir permiso para ir directo a la boca de Lisette buscando un beso. Ella retrocedió sólo un poco, lo suficiente para ser alcanzada. El beso duró largo tiempo. Luego él se paró, se colocó frente a ella y se bajó el cierre del pantalón
.
Entrenador: Anda Lisette, no me dejes así. Después de lo que te vi, no me aguanto las ganas. Ésto no saldrá de entre nosotros. Anda...

Lisette: Es que...la verdad...no sé si ésto es correcto, es primera vez que estoy en esta situación, no tendría valor para verlo a la cara luego del día de hoy...

Entrenador: Házlo...yo sé que tú deseas sexo



Entonces Lisette mostrando cierta verguenza, y colocando cara de niña inocente, metió la mano entre el cierre y comenzó a buscar la manera de liberar el tieso e inquieto miembro del entrenador. Lo sacó, lo miró con ganas de devorarlo y dirigió la mirada al entrenador para que éste diera la aprobación de comenzar la faena.


Ella se fue tragando todo lo que cabía en su boca, y su mirada pasó de niña inocente a puta experimentada, por lo menos así se sentía. Mientras chupaba desenfrenada el pene de aquel hombre, lo miraba para chequear cómo lo estaba haciendo. Los gemidos de él lo decían todo.


Al finalizar esa tarea, él la acostó en el sofá y le levantó la camiseta para ver los hermosos senos de la joven cheer leader: montañas suaves, frescas, adornadas en su cima por preciosos pezones erectos. Ella colocó una de sus piernas por la parte superior del sofá y abierta de par en par sus piernas dejó ver todo el encantó de su tibia entrepierna. Ya no había pudor...sólo ganas, sexo, placer, hambre de piel.


Ella se acurrucó en el sofá mientras él tomaba posición para surtirle de carne todo el coño. Su carita lo decía todo...expresaba deseo de ser sumisa, deseo de dejarse hacer de todo. El rostro de Lisette iba cambiando en la medida que los centímetros del pene del entrenador se abrían espacio en el fondo caliente de su vagina.


Ya más atrevida, loca de placer y con más confianza, se safó de estar abajo y buscó convertirse en jinete para cabalgar sobre su hombre con todo aquello adentro. Se movía lento primero, como buscando acomodar al miembro invasor en los espacios de su fondo, luego cuando se sintió llena, sus movimientos se aceleraron más y más. Ahora fue él quien se la quitó de encima para ponerla en cuatro patas. Y en posición de perrito, Lisette le pedía más rudeza...y le decía: "dame duro...duro, anda...duro". Aquella sala se llenó de los gritos de ella y del sonido de sus nalgas contra los muslos de él en cada entrada del pene a su dilatado ano.



Por instantes ella volteaba a mirarlo, con cara de hembra poseída y excitada, miraba una y otra vez como pidiendo clemencia, o tal vez, como pidiendo castigo. Pero no conforme con lo que le estaban dando, ella se abrió más las nalgas cono tratando de que el hombre entrara incluso con sus testículos. Lisette se había vuelto glotona e insaciable.


Y justo cuando ella se abrió más los glúteos, él le soltó un chorro de semen hasta el fondo del recto. Los gritos y gemidos de ambos hicieron coro el el preciso instante del clímax. Ella se fue acostando vencida ya, él poco a poco sacaba el miembro del ano de ella, un pene mojado de leche iba saliendo poco a poco, al final el ano terminó del expulsar al invasor y mientras se cerraba lentamente "escupía" pequeñas cantidades de semen. Ufff...fue lo último que se escuchó de esa historia.

Kyomi en la oficina con su jefe


Las oficinas muchas veces esconden dentro de sus paredes relatos de placer insospechado. Kyomi, era una atractiva secretaria de ascendencia asiática pero nacida en Caracas. Ella de hermosos atributos físicos, desde hacía tiempo se hjabía convertido en la amante de su jefe y ambos aprovechaban las horas extras para entregarse en un inusitado frenesí de placer oculto.

Bastaba con el hecho de que su jefe le pidiera que se desnudara frente a él. Y ella, complaciente siempre, obedecía con marcada sensualidad a las peticiones frecuentes del jefe. Se quitaba la ropa lentamente mientras mantenía a distancia al hombre que la miraba con lujuria.


Se excitaba ella generalmente cuando se levantaba la falda y mostraba su culo para él. Tenía un trasero muy latino, paradito, blanco, bien formado y temblabam sus nalgas en cada movimiento que hacía.


Disfrutaba mucho montarse desnuda en el escritorio y acariciarse todo el cuerpo. Se introducía los dedos en la vagina y se los llevaba después a la boca para probarse ella misma, pero también era una clara invitación a su amante para que supiera que su sabor a mujer era especial.


No tenía reparos en ponerse en cuatro patas y abrirse lo más que pudiera para él. ella sabía que su trasero era lo que má deseaba él de ella. Siempre se lo pedía insistentemente y ella lo negaba sólo para "volverlo loco", pero al final se lo daba con gusto.


Ese era el juego de ambos, un juego lujurioso, un juego muy serio que se daba cita en una oficina, como seguro sucede en muchas oficinas del mundo. Porque a fin de cuentas el sexo encuentra espacio cuando hombre y mujer, o quizás entre el mismo sexo, entienden que los cuerpos pueden ser una vía para obtener el más puro placer de la piel contra la piel.

Para quienes ya han tenido tiempo y momento de experimentar el amor, el sexo y el placer, seguramente estos relatos evoquen los propios recuerdos de lo que han vivido, las circunstancias, los lugares y los protagonistas, claro, han sido otros, pero el recuerdo traerá un suspiro al alma muchas veces.
Tal vez bailar es una manera de dejar recuerdos





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