Colabora dando clicks en la publicidad de nuestros patrocinantes.

domingo, 28 de febrero de 2010

"HAGÁNME TODO LO QUE YO LES HAGO"


Fragmento de Juliette, del Marqués de Sade



Resulta difícil tener una página dedicada al erotismo y al placer sin pensar en El Marqués de Sade. Un hombre convertido en leyenda, condenado más por lo que pensó que por lo que en realidad hizo. Sin querer justificar sus acciones y su vida libertina, aquí se busca más bien ofrecer a los lectores unas líneas de su obra Juliette, una invitación al mundo de la literatura erótica al puro estilo de Sade. Alteraremos eso sí, el lenguaje de la época para modernizar algunas palabras. Justine y Juliette, dos hermanas, la primera buscaba decididamente aferrarse a la vida moral, la segunda, había probado los bocados del placer del sexo. A continuación momentos de placer vividos por Juliette.




Justine y yo fuimos educadas en el convento de Panthemont. Ustedes ya conocen la celebridad de esta abadía, y saben que, desde hace muchos años, salen de ella las mujeres más bonitas y más libertinas de París. Es este convento tuve como compañera a Euphrosine, esa joven cuyas huellas quiero seguir y quien, viviendo cerca de la casa de mis padres, había abandonado la suya para arrojarse en brazos del libertinaje; y como de ella y de una religiosa amiga suya fue de quienes recibí los primeros principios de esta moral que han visto con asombro en mí, siendo tan joven, por los relatos de mi hermana, me parece que, antes de nada, debo hablarles de la una y de la otra... contarles exactamente estos primeros momentos de mi vida en los que, seducida, corrompida por estas dos sirenas, nació en el fondo de mi corazón el germen de todos los vicios. La religiosa en cuestión se llamaba Mme. Delbène; era abadesa de la casa desde hacía cinco años, y frisaba los treinta cuando la conocí. No podía ser más bella: digna de un retrato, una fisonomía dulce y celeste, rubia, con unos grandes ojos azules llenos del más tierno interés, y el porte de las Gracias. Víctima de la ambición, la joven Delbène fue encerrada en un convento a los doce años, con el fin de hacer más rico a un hermano mayor al que ella detestaba. Encerrada a la edad en que comienzan a desarrollarse las pasiones, aunque Delbène no hubiese elegido todavía, amando el mundo y los hombres en general, sólo después deinmolarse a sí misma, después de triunfar en los más rudos combates, había conseguido que naciese en ella la obediencia. Muy avanzada para su edad, habiendo leído a todos los filósofos, habiendo reflexionado prodigiosamente, Delbène, al tiempo que se condenaba al retiro, había conservado dos o tres amigas. Venían a verla, la consolaban; y como era muy rica, seguían proporcionándole todos los libros y caprichos que pudiese desear, incluso aquéllos que debían excitar más una imaginación... ya muy exaltada, y que no enfriaba el retiro. En cuanto a Euphrosine, tenía quince años cuando me uní a ella.; llevaba ya dieciocho meses como alumna de Mme. Delbène cuando me propusieron ambas que entrase en su sociedad, el día en que yo acababa de cumplir mis trece años. Euphrosine era morena, alta para su edad, muy delgada, con unos ojos muy bonitos, mucha gracia y vivacidad, pero menos bonita, mucho menos interesante que nuestra superiora. No necesito decirles que la inclinación a la voluptuosidad es, en las mujeres recluidas, el único móvil de su intimidad; no es la virtud lo que las une; es el vicio; gustas a la que se inclina hacia ti, te conviertes en la amiga de la que te excita. Dotada del temperamento más vivo, desde la edad de nueve años había acostumbrado a mis dedos a que respondiesen a los deseos de mi cabeza, y, desde esta edad, no aspiraba más que a la felicidad de encontrar la oportunidad de instruirme y lanzarme a una carrera cuyas puertas me abría ya con tanta complacencia la naturaleza precoz. Euphrosine y Delbène me ofrecieron pronto lo que yo buscaba. La superiora, que quería hacerse cargo de mi educación, me invitó un día a comer... Euphrosine se hallaba allí, hacía un calor insoportable, y este ardor excesivo del sol les sirvió de excusa a ambas para el desorden en que las encontré: hasta tal punto era así que, excepto una blusa de gasa, sujeta simplemente con un gran lazo rosa, estaban prácticamente desnudas.


-Desde que entraste en esta casa -me dice Mme. Delbène, besándome negligentemente en la frente- estoy deseando conocerte íntimamente. Eres muy bella, pareces inteligente, y las jóvenes que se parecen a tí tienen derechos seguros sobre mí... Enrojeces, pequeño ángel; te lo prohíbo: el pudor es una quimera, resultado únicamente de las costumbres y de la educación, es lo que se llama un hábito; si la naturaleza ha creado al hombre y a la mujer desnudos, es imposible que al mismo tiempo les haya infundido aversión o vergüenza por aparecer de tal forma. Si el hombre hubiese seguido siempre los principios de la naturaleza, no conocería el pudor: verdad fatal que prueba, querida hija mía, que hay virtudes cuya cuna no es otra que el olvido total de las leyes de la naturaleza. ¡En qué quedaría la moral cristiana si escrutásemos de esta forma todos los principios que la componen! Pero ya charlaremos de todo esto. Hablemos hoy de otra cosa, y desvistete como nosotras. Después, acercándose a mí, las dos bribonas, riéndose, me pusieron pronto en el mismo estado que ellas. Entonces los besos de Mme. Delbène tomaron un carácter muy diferente...-¡Qué bonita es mi Juliette! -exclamó con admiración-; ¡cómo empieza a hincharse su delicioso y pequeño seno! Euphrosine: lo tiene más grande que el tuyo... y, sin embargo, apenas tiene trece años. Los dedos de nuestra encantadora superiora acariciaban los pezones de mi seno, y su lengua se agitaba en mi boca. En seguida se dio cuenta de que sus caricias actuaban sobre mis sentidos con tal ímpetu que casi me sentía mal.-¡Oh, joder! -dijo, sin contenerse ya y sorprendiéndome por la energía de sus expresiones-. ¡Dios santo, qué temperamento! Amigas mías, dejemos de entorpecernos: ¡al diablo todo lo que todavía vela a nuestros ojos atractivos que la naturaleza no creó para que estuviesen ocultos!A continuación, tirando las gasas que la envolvían, apareció a nuestra vista bella como la Venus que inmortalizaron los griegos. Imposible estar mejor hecha, tener una piel más blanca... más suave... unas formas más hermosas y mejor pronunciadas. Euphrosine, que la imitó casi en seguida, no me ofreció tantos encantos; no estaba tan rellena como Mme. Delbène; un poco más morena, quizás debía gustar menos en general; pero ¡qué ojos! ¡qué ingenio! Emocionada con tantos atractivos, muy solicitada por las dos mujeres que los poseían a que renunciase, como ellas, a los frenos del pudor, pueden creer que me rendí. Dentro de la más dulce embriaguez, la Delbène me lleva hasta su cama y me devora a besos.-Un momento -dice, toda encendida- un momento, mis buenas amigas, pongamos un poco de orden en nuestros placeres, sólo se goza de ellos planeándolos. Tras estas palabras, me estira las piernas separándolas, y, acostándose en la cama boca abajo, con su cabeza entre mis muslos, me besa el sexo mientras que, ofreciendo a mi compañera las nalgas más hermosas que puedan contemplarse, recibe de los dedos de esta bonita muchacha los mismos servicios que me presta su lengua. Euphrosine, conocedora de los gustos de la Delbène, alternaba sus escarceos con vigorosos golpes sobre el trasero, cuyo efecto me pareció seguro sobre el físico de nuestra amable institutriz. Vivamente electrizada por el libertinaje, la puta devoraba el caudal que hacía brotar constantemente de mi pequeña vulva. Algunas veces se paraba para mirarme... para observarme en el placer.- ¡Qué hermosa es! -exclamaba la zorra-... ¡Oh! santo Dios, ¡qué interesante es! Sacúdeme, Euphrosine, menéame, amor mío; quiero morir embriagada de su jugo! Cambiemos todo -exclamaba un momento después-; querida Euphrosine, debes querer lo mismo de mí; no pienso devolverte todos los placeres que tú me das... Esperen, mis pequeños ángeles, voy a masturbarlas a ambas a la vez. Nos pone en la cama, una junto a la otra; siguiendo sus consejos, nuestras manos se cruzan, nos acariciamos mutuamente. Su lengua se introduce primero dentro de la vagina de Euphrosine, y con sus manos nos cosquillea el agujero del culo; de vez en cuando deja el coño de mi compañera para venir a succionar el mío, y recibiendo cada una de esta forma tres placeres a la vez, podéis imaginar hasta qué punto echábamos copiosamente. Al cabo de unos momentos, la bribona nos da la vuelta. Le presentábamos nuestras nalgas, nos meneaba por debajo acariciándonos el ano. Alababa nuestros culos, los estrujaba, y nos hacía morir de placer. Saliendo de allí como una bacante:-Hagánme todo lo que yo les hago -decía- dennme duro las dos a la vez; estaré entre tus brazos, Juliette, besaré tu boca, nuestras lenguas se juntarán... se apretarán... se chuparán. Me hundirás este consolador en la matriz -prosigue mientras me da uno-; y tú, Euphrosine mía, tú te encargarás de mi culo, me lo menearás con este pequeño instrumento; infinitamente más estrecho que mi coño, es todo lo que le hace falta... Tú, putuela mía -continuó mientras me besaba- tú no abandonarás mi clítoris; éste es la verdadera sede del placer en las mujeres: frótalo hasta que salte, soy dura... estoy agotada, necesito cosas fuertes; quiero destilar mi flujo con ustedes, quiero acabar veinte veces seguidas, si puedo.¡Oh Dios! ¡cómo le devolvimos lo que nos prestaba! Es imposible trabajar con más ardor para proporcionar placer a una mujer... imposible encontrar otra que lo saborease mejor. Nos entregamos.-Angel mío -me dice esta encantadora criatura- no puedo expresarte el placer que tengo en haberte conocido; eres una muchacha deliciosa; voy a asociarte a todos mis placeres, y verás que pueden saborearse algunos muy fuertes, aunque estemos privadas de la sociedad de los hombres. Pregunta a Euphrosine si está contenta conmigo.-¡Oh, mi amor!, ¡mis besos te lo probarán! -dice nuestra joven amiga precipitándose sobre el seno de Delbène-; a ti te debo el conocimiento de mi ser; tú has formado mi espíritu, lo has liberado de los estúpidos prejuicios de la infancia: sólo por ti existo en el mundo; ¡ah! ¡cuán feliz será Juliette, si te dignas tomarte las mismas molestias por ella.-Sí -respondió Mme. Delbène- sí, quiero encargarme de su educación, quiero disipar en ella, como lo hice en ti, esos infames vestigios religiosos que turban toda la felicidad de la vida, quiero reducirle a los principios de la naturaleza, y hacerle ver que todas las fábulas con las que han fascinado su alma no están hechas más que para ser despreciadas. Comamos, amigas mías, recuperémonos; cuando se ha acabado mucho, hay que reponer lo que se ha perdido.Una comida deliciosa, que hicimos desnudas, nos devolvió enseguida las fuerzas necesarias para volver a empezar. Volvimos a masturbarnos... volvimos a sumergir nos las tres, mediante mil nuevas posturas, en los últimos excesos de la lubricidad. Cambiando constantemente de papel, algunas veces éramos las esposas de las que un momento después nos convertíamos en maridos, y, engañando de este modo a la naturaleza, la forzamos un día entero a coronar con sus voluptuosidades más dulces todos los ultrajes a los que la sometimos.















Sugerencias y comentarios a : luisalbertplus@hotmail.com y recuerda colaborar con este blog haciendo click en la publicidad de nuestro patrocinante. Gracias por leernos.







domingo, 21 de febrero de 2010


Esa piel, ese sentir que se ha hecho recuerdo

A veces lo erótico se encuentra justamente en el dar, en la entrega sutil de una mirada, de un gesto, de una propuesta, del toque indirecto de una caricia o en puro pensamiento que trae la atracción de los seres que quisieran amarse o se han amado ya. Lo erótico no siempre es explícito, todo lo contario, generalmente lo erótico se va por los caminos de al lado. En esta oportunidad le ofrezco el viaje de un poema para la elevación pura del sentir femenino, lo sublime de una mujer de cuerpo, alma y sentimiento, con el vuelo del hombre por cada espacio de su fascinante mundo.


Te descubro y me haces libre
Era un territorio desconocido, un espacio no explorado aún por mi andar
Era un mundo de planicies, de montañas, de bosque y desiertos a la vez
De caminos que llevaban a la locura, rendijas y cuevas húmedas y tibias.
Y entonces subí hasta la cima y dejé un beso en arriba como señal de haber llegado
Y fui bajando lentamente, jadeando algunas veces, respirando acelerado luego.
Y me quedaba extasiado para guardar en mi memoria cada poro que encontrara.
Remonté sus senos con ternura, coloqué en sus pezones mi desesperado aliento.
Y caí resbaladizo por desde sus pechos hasta lo más plano de su ser
para buscar sus abismos.
Me detuve cerca del ombligo de su cuerpo, en la mitad de su alma
Y sentí sus temblores, como la tierra cuando se estremece desde adentro
Allí me quedé quieto unos segundos antes de seguir el viaje. Muy quieto.
Poco a poco, un olor a mujer me fue invadiendo el sentimiento de amar
Y me desprendí desde su vientre hasta encontrar lo más suave de su piel,
Me acomodé en sus aguas, y mi sed se fue saciando de ella, de su sabor,
de su amor, de su locura palpitante.
Entregué mi lengua a la lujuria, entre a una caverna suave y temblorosa
Mientras más la conocía por dentro, más se movía ese mundo de ella.
Palpé con mis dedos cada pliegue, abrí su flor con ternura de hombre
La invadí toda hasta traspasar las fronteras de su espacio.
Recorrí sus accidentes, con mi mirada, con mis manos, mis dedos, mi boca, mi aliento y mi beso.
Enloquecido ya, regresé al polo norte de ella.
Un escalofrío penetró mi cuerpo al ver su rostro extasiado de placer.
Atrás dejé el pudor, dejé la pena.
Mientras entraba ella moría para nacer.
Y así muy adentro de aquel mundo, en lo profundo
No la fui conquistando
No, la libertaba
La hacía libre para amar
Para sentir
Para volar
Y volé con ella
Y morí libre sin llorar
Morí libre dentro de ella.
Fue su cuerpo, fue su piel.
Fue su sueño con el mío
La entrega, el encuentro de su ser
El olvido de mis fríos
Hoy, después del tiempo pasado
Siempre veo desde lejos
Aquel mundo ya ajeno
Con certeza que fue amado.
Comentarios y sugerencias a: luisalbertpluhotmail.com

lunes, 15 de febrero de 2010

En su mente y en sus partes íntimas quedará ese secreto...

"Y LO HICE CON DOS HOMBRES"



El caso que relato a continuación es uno de esos que se encuentran en el subconsciente de muchas mujeres. Para algunas el punto queda en el umbral de las fantasías, para otras no. Si coincide lo apetecible del deseo desenfrenado, los protagonistas indicados, el ambiente y el momento oportuno, podrá cumplirse. Por supuesto, hará falta la mujer atrevida que quiera hacerlo, al mismo tiempo, con dos hombres. Y esa mujer existe, se llama Mariam. La historia de hoy trata de dos hombres y una mujer, más bien...de ella y dos hombres.Para que los lectores puedan tener una idea de quiénes estamos hablando, empecemos por describir a Mariam. Una joven de 27 años, de piel morena, de ojos color café, cabello negro y largo, de labios carnosos, de sonrisa fresca. Mariam posee un cuerpo atractivo, muy latino, cintura delgada, buen trasero, buenas tetas. Pero su punto fuerte está en su perfil psicológico: la franqueza con la que habla de cualquier tema, confrontadora, retadora, liberal. Según sus propias palabras: "nunca dejo de darme el gusto que quiero, no me inhibo de nada".Los hombres de este relato: Tomás, un chico de 32 años, de buena presencia, un hombre común. Tranquilo de proceder, pensador, reflexivo. Tomás mantenía una relación informal con Mariam, algo de eso que llaman "sin compromiso". Pero eran pareja, aunque sin duda quien dominaba la relación era Mariam. La tercera persona es Fredy, amigo de Tomás, más joven que éste. Con la cultura del gimnasio, con la mente puesta en su físico, de obvia apariencia atlética, además con dotes de galán irresistible, según él. Bien, ahora falta añadir el deseo, la fantasía contenida y la vía para cumplirla.Mariam era una estudiante universitaria, que por cuestiones de comodidad e independencia, había decidido arrendar un apartamento pequeño, tipo estudio, en plena ciudad. Un lugar ideal, para estar tranquila, lejos de la disciplina y control de sus padres. Eso sí, vale decir, que su vida no era desenfrenada en exceso, tanto estudiaba y hacía sus deberes, como que a veces, también, se daba algunas libertades propias de la juventud hambrienta de diversión.Cierto día, domingo para más señas, Mariam había terminado de repasar algunos temas pendientes relacionados con sus estudios. Sentada en su cama, decidió hacer una llamada a Tomás para que se acercara a su al apartamento y charlar y ver tele un rato, ya que estaba aburrida. Mientras esperaba a su ocasional amante, Mariam fue a la nevera, tomó una lata de cerveza y para refrescarse, y de un viaje bebió la espumosa. Fue a su cuarto, se puso más cómoda de ropa, una camisa que Tomás dejaba en el perchero, de manera de tener cómo cambiarse en caso de quedarse hasta al día siguiente, cosa que frecuentemente sucedía. La camisa, le quedaba a Mariam, más parecida a un vestido corto, pero sin duda, le daba un toque más provocativo, ya que debajo de la misma sólo había ropa interior. La mesa estaba servida para un encuentro sexual más. O más bien, la mesa estaba casi servida, porque en cuestión de pocas horas la lujuria desenfrenada de Mariam entraría en escena.Tomás llegó al fin. Mariam le abrió la puerta y le estampó un beso en la boca, más bien un beso tierno, de bienvenida pues."Estás muy provocativa, Mariam", dijo Tomás. A lo que Mariam respondió: "Siempre, querido...siempre lista, una nunca sabe". Ella busco unos tragos en la cocina, al tiempo que Tomás iba directo al cuarto.Al cabo de cierto tiempo de estar ambos poniéndose a tono, entre tragos y conversa amena, el teléfono celular de Tomás interrumpió el momento. Era la inoportuna llamada de Fredy, tratando ubicar a su amigo Tomás. "Estoy ocupado amigo, estoy en casa de Mariam, mejor nos vemos mañana..." fue la respuesta de Tomás. Pero justamente en plena conversación telefónica entre Tomás y Fredy, la mente de Mariam estalló en malos pensamientos, en cuestión de segundos y mientras miraba a Tomás, su rostro fue dibujando la expresión de una "chica mala". Entonces, intervino: "Mi amor, no importa dile que venga, total tú y yo ya habremos terminado la tareíta pendiente". Tomás, no de buena cara, terminó por decirle a Fredy que se acercara al apartamento de Mariam. La joven, transformada en diablita, ya había maquinado la manera de cumplir su inquietud: "Qué se sentirá hacerlo con dos hombres al mismo tiempo". Ese pensamiento alzaba vuelo ya.Calculado bien el tiempo, con mente fría, Mariam fue alargando su pasión en la cama, Tomás desenfrenado buscaba acabar antes de que su inoportuno amigo apareciera. Mariam, todo lo contrario. Se contenía, se reprimía, se dominaba. Entonces sonó el esperado timbre. La llamada a la puerta separó los abruptamente los cuerpos desnudos de Mariam y Tomás. "Anda, ábrele la puerta a tu amigo mientras yo me pongo la camisa y me arreglo un poco", dijo Mariam. Ya estaba Fredy en el sofá de la sala conversando con Tomás, cuando Mariam, ya más compuesta de su libido, salió a saludarlo. Ahora, el plan seguiría su curso. Al cabo de pocos minutos, Mariam regresó a la habitación y dejó a los amigos hablando. Ella se sentó en la cama, pensando con malicia y decidió llamar a viva voz a Tomás. Su intención era reiniciar su la pasión en la cama, pero esta vez con el añadido de un testigo en la sala...quién sabe si acaso un vouyerista creado por ella misma, o tal vez un invitado más a la cama. Su plan ya iba bien. Cuando Tomás entró al cuarto Mariam lo esperaba desnuda y de pie, muy cerca de la puerta. Ésta no dejó que Tomás cerrara la puerta, a pesar de la insistencia del chico. Mariam aceptó dejar la puerta entreabierta, como acordando entre ambos un pacto. Tomás le hizo caso, considerando que su amigo en la sala entendería la incómoda situación.Tomás la abrazaba y la besaba mientras acariciaba desesperado la espalda desnuda de Mariam. La lanzó a la pequeña cama, y comenzaron a intercambiar lenguas como locos, las manos de Tomás iban y venían a la hambrienta vulva de Mariam, los dedos inquietos abrían de forma intermitente los labios de la vagina de Mariam, al tiempo que todo aquello se iba mojando de mujer más y más. Entonces Mariam elevó intencionadamente el volumen de sus gemidos. Ya en la sala, Fredy abandonaba la incomodidad para convertirla en curiosidad. Sabiendo lo que sucedía en aquel cuarto, se paró del sofá y se dirigió discretamente a la puerta entreabierta para echar un vistazo. Su miembro comenzaba a inquietar a su pantalón.Mientras Tomás le succionaba un pezón a Mariam, como queriendo arrancarle el alma, Mariam desesperada le quitaba los pantalones y los calzoncillos, buscando sentir con sus manos la tiesa envergadura de su hombre. Eso sí, estaba clara que su excitación venía creciendo en la medida que pensaba que otro hombre, afuera en la sala, se estaba imaginando lo que a ella le estaban haciendo. Entonces gemía más.Mariam ya tenía a su hombre completamente desnudo, lo convidó a que se pusiera de pie, y lo ubicó de manera que ella quedara viendo hacia la puerta, pues había pillado ya la mirada curiosa de Fredy. De rodillas ella, contempló por segundos aquella cosa toda parada, inflamada y dura de Tomás. No lo pensó dos veces y se la tragó hasta donde pudo. Pero su mirada se centró en la puerta como para decirle a Fredy que estaba invitado...que era cuestión de minutos. Fredy ya enterado que le tocaría, abrió la puerta por completo. Un sonido que Tomás conocía. Ahora lo que vendría era del conocimiento de los tres. Mariam se paró y se dispuso a acostar a Tomás en la cama, y éste se percató de la presencia de Fredy en la puerta del cuarto, pero no le dijo nada. Mariam de igual manera se hizo la desentendida y sin rubor alguno siguió la faena. La invitación directa a que Fredy entrara en acción no la iba a hacer verbalmente. No. Se colocó sobre Tomás que yacía en la cama boca arriba, tomó el miembro de éste y se lo introdujo de un envión en la vagina, entonces se inclinó hacia la cara de Tomás para besarlo. Sin embargo su real intención era quedar en tal posición de manera de mostrarle a Fredy sus nalgas abiertas de par en par, exponer el otro punto de encuentro de su fantasía: su ano.Cuando Fredy vio a Mariam en cuatro patas sobre Tomás, entendió la indirecta y comenzó a quitarse la ropa.Las gotas de sudor rodaban ya por la frente de Mariam, sólo esperaba sentir a Fredy también. Entonces se llevó ambas manos a sus nalgas y se abrió lo más que pudo. Esa era una inequívoca señal de lo que le estaba sugiriendo al otro invitado al fabuloso festín de carne que se estaba dando en esa habitación. Mientras Mariam se estremecía de placer aún con su torturado agujero, dejaba que Fredy procediera a poseerla por detrás. Primero lanzó un aullido cuando sintió que le estrellaban los pliegues del ano contra la cabeza decidida del miembro de Fredy. Pero se dejó. Entonces al tiempo que se movía rítmicamente sobre Tomás, iba sintiendo cómo se le abría el ano poco a poco. Sintió las manos de Fredy sujetarle por los hombros y supo allí que se aproximaba la entrada total a su cuerpo de un segundo miembro. Se abrazó más fuerte a Tomás y gritó todo lo que tenía. Ya estaba encarnada por detrás. Tomás y Fredy le estaban dando fuego por sus dos agujeros. Mariam se sintió ajena, no se pertenecía, sólo era una hembra poseída por dos machos. Era cuerpo y entrega. Dos hombres la estaban surtiendo de carne y ella lo disfrutaba. Decidió entonces buscar los orgamos, lo de ellos y el de ella. Se puso a menear el trasero con mayor desenfreno, sabiendo que a ese acelerado ritmo el semen de Tomás no tardará en llenarle la vagina...más aún, se disponía a extraerle a Fredy todo el líquido que pudiera. Así fue. Primero Tomás gritó: "Voy Mariam...voy". Segundos después Fredy soltó un gemido final, al momento en que trataba de introducir hasta el alma en el orificio del ano de Mariam. Finalmente, ya sabiendo que los fluidos de sus hombres se esparcían en sus partes íntimas, se estremeció con un temblor único y excitada al extremo se corrió teniendo dos miembros dentro de su cuerpo. Quedó tendida sobre Tomás, mientras que Fredy iba saliendo poco a poco de su trasero, para quedar de rodillas comtemplando aquel espectáculo vivido por pocos.Mariam pidió a los dos amigos que salieran del cuarto, mientras se reponía de tan alocado momento. La verdad es que sólo quería quedarse unos minutos mirando las sábanas mojadas de sus jugos y del semen de aquellos amantes que le habían cumplido su fantasía. Mariam completamente exhausta, se quedó sentada en la cama, dibujando una pícara sonrisa en su cara, pensando qué otra fantasía le pediría su cuerpo...repiténdose..."ya lo hice con dos hombres".

Puedes enviar tus comentarios y sugerencias a:luisalbertplus@hotmail.com

sábado, 6 de febrero de 2010

"LO QUE QUIERAS DE MÍ, ES TUYO.
TE PERTENECE"
La historia de un ragalo que disfrutaron tres



Me llamo... Elizabeth, vivo en Panamá, tengo 24 años, soy de piel morena, latina caliente; yo mido 1, 67; tengo una sulieta que muchas mujeres desearían tener; unas nalgas que solo de verlas, despiertan unas ganas increíbles de abrirlas e introducir en ellas todo lo que se puedan imaginar, de senos no muy grandes, pero frescos y paraditos…y unos pezones muy traviesos. Aquí empieza mi historia de sexo y lujuria. Mi novio, llamémoslo Rafael, es un hombre con muy buen cuerpo, sin necesidad de gimnasio, y tiene una polla, un miembro, un pene, como lo quieran llamar, que sería motivo de envidia de algunas amigas mías. Yo misma se lo medí…son 18 centímetros de músculo, una ricura a la que tuve que adaptarme, porque al principio lloraba en cada penetración. Ya no. Ahora él dice que soy muy glotona, que me trago toda su polla sin desperdiciar nada.
Hace unos muy pocos días... me llamo y me dijo que fuese a buscarlo a su trabajo; es gerente de una compañía de seguros, ya que era nuestro aniversario y saldría muy tarde. Como a eso de las 5 de la tarde, comencé a arreglarme, después de un rico baño, que además había servido para ponerme cachonda, fantasiosa y caliente, pues me esperaba una noche de sexo me puse unas bragas, o unas tangas muy pequeñitas, como ustedes quieran llamarlas, un hilo dental, que por detrás sólo servía para frotar los pliegues de mi ano, tela suficiente para mantener mi vulvas cubierta y nada más, casi desnuda me puse un sexy vestido negro muy ligerito, un vestido no muy formal, pero eso sí atrevido. Me sentía desnuda. Tomé el coche, las manos me sudaban tan sólo al imaginar lo que tenía en mente, el morbo me tenia toda mojada, creo que mojaba el asiento del coche. Era una sensación espectacular. Estacioné y subí a la oficina a buscar el regalo de mi amado...recibí una llamada, era mi novio diciéndome que entrara y lo esperara en su oficina. Me quite el abrigo que traía y lo puse al lado del mueble donde me senté. En ese momento pensaba en la sorpresa que le tenía de regalo. Sí, cierta vez me había contado que le fascinaría hacerlo con dos mujeres al mismo tiempo. Y yo, nunca le confesé que hace algún tiempo me había acostado con una amiga. Una amiga que se había ido a otro país a estudiar pero recién había regresado. Pero en esta ocasión especial, ella no sería mi amiga, sino una desconocida que yo le quería regalar a él…o tal vez un regalo que yo también quería darme. Todo lo que se aproximaba me tenía ardiendo como una perra babeante…decidí tomar el control.Me levanté del sofá, me coloqué detrás de él y lentamente lo abracé y le acaricié los hombros, ya yo estaba viento en popa, y logré que se volteara para poder contemplarlo bien. Noté, por encima de su pantalón, cómo su enorme miembro se iba poniendo cada vez más erecto, queriendo salir de su jaula, para entrar en mi mojado orificio. Estábamos uno enfrente del otro, dándonos unos besos, mientras yo sentía su polla palpitar sobre mi vientre. De repente se bajó el cierre y su polla salía de un solo golpe, se liberaba de la presión que la contenía, me hizo señas con su lujuriosa mirada para que me pusiera de rodillas y me la metiera en la boca…y yo como una buena sumisa, como su hembra que era, accedí. Me engullía cada trozo de su miembro erecto, comiéndomelo como una loca, devorándolo, llenándolo de mi saliva, mojándolo, mordiéndolo suavemente. Lo saboreé hasta que ya no aguanté más…me levanté y me puse de espaldas contra el escritorio, me levanté el vestido y bajé la diminuta tela que cubría mis partes y le ofrecí lo que quisiera de mí. Él no dudó ni un segundo, me lo introdujo de una vez en mi vagina mojadita...sentí que me partía el coño y así empezó el mete y saca más rico de mi vida...él estaba totalmente endemoniado… Dios pero que rico que se sentía yo, era su hembra, su puta, su esclava y yo no aguantaba los gemidos: ahhhh!!!! ummmm!!! más! más!...duro…duro!!! y él me estrujabas las tetas con las manos. Intencionalmente yo había dejado la puerta entre abierta, le había dicho a mi cómplice que estuviera atenta para darle la señal. Y de repente vi unos ojos... que aparecían en la rendija…pero Dios, me quedé callada, es más disfrutaba saber que nos estaba mirando, entonces me meneaba como una perra en celos...No sé en qué momento hice una señal con la mano y mi amiga entró al festín de carne. Mi novio se sorprendió cuando ve entrar a aquella mujer. Ella entró, se sentó en el sofá, abrió las piernas y… ¡no puedo creer lo que vi !!! no tenía bragas, estaba totalmente depilada.
Ella comenzó a masturbarse frente a nosotros, se daba suavemente en el coño mientras nos miraba, pero decidió no seguir siendo observadora, se paró frente a mi, me dio un beso en la boca... y me quedé paralizada pero lo recibí con gusto, pues era algo que ya ambas habíamos probado, es más, sentía cómo movía mis labios, metía su lengua y me hacía sentir totalmente ajena, le pertenecía a ella y a mi hombre. Mi novio al ver aquello me decía: “si amor si tócala, bésala”. Ella se subió al escritorio, después de haberse quitado el vestido, enseñando su cuerpo desnudo y bien formado, me puso sus senos frente a mi cara y yo quería devorarlos, realmente los deseaba, me los metí a la boca con locura, pezones suaves, tibios, parados. Los mamé como si fuese una niña en busca de leche. Mientras mi novio, por su parte, cada cierto momento, me sacaba gritos de placer. Era lujuria... y no sé si estaba bien…pero en todo caso era un pecado que no olvidaría nunca. De pronto el morbo se acrecentaba y sólo pensaba en qué se sentiría lamer ese coñito depilado y mojado y con sabor a mujer. Entonces le dije: “ahora quiero chuparte eso”. Ella se puso boca arriba en el escritorio, con las piernas hacia mi cara, yo me agaché y sentí su olor, esa cercanía me volvió loca. Le abrí los labios con mis dedos y le metí mi lengua hasta el fondo, luego dos dedos en su conchita, mientras la lamia, ella se retorcía de placer. Pero entonces mi novio, se aprovechó de la ocasión y sin permiso alguno, me colocó la cabeza de su pene frente al orificio del ano…y sin contemplaciones, me hundió sus 18 centímetros, sentí un agudo dolor, luego un ardor y después una sensación de enorme placer. Mi novio me había roto el culito, virgen hasta entonces, estaba como loco, me movía desde atrás con furia, al tiempo que hacía que mi boca resbalara por el coño de la chica, toda mi cara estaba mojada del aquel sabroso coño. Los tres estábamos extasiados. Ella gemía, yo gritaba, mientras mi novio avisaba que quería acabar y que lo haría en mi culo y le dije: “ hazlo, hazlo, vente, lléname de tu leche caliente, mira que soy tu perra.” Mi novio... se corrió con una gran cantidad de leche que salía de mi dilatado culito, sentía cómo bajaba la leche por mis piernas Yo acabé en ese instante y la mujer me siguió, al tiempo que hundía ella mi cata en su entrepierna. Rafael, mi novio, se fue seárando de mis nalgas poco a poco. Luego agotado, muy agotado, se sentó en el sofá, mientras nos veia a mi y a la muchacha. Entonces caminé hasta él, le di un beso en la boca y le dije: “ Te presento a Gina ¿qué tal tu regalito de aniversario?” Todos reímos al mismo tiempo. Es increíble sentirse ajena, pertenecerle a la otra persona, sea mujer , o sea hombre. Eso hicimos, fuímos amos y esclavos ese día.
Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com