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sábado, 6 de febrero de 2010

"LO QUE QUIERAS DE MÍ, ES TUYO.
TE PERTENECE"
La historia de un ragalo que disfrutaron tres



Me llamo... Elizabeth, vivo en Panamá, tengo 24 años, soy de piel morena, latina caliente; yo mido 1, 67; tengo una sulieta que muchas mujeres desearían tener; unas nalgas que solo de verlas, despiertan unas ganas increíbles de abrirlas e introducir en ellas todo lo que se puedan imaginar, de senos no muy grandes, pero frescos y paraditos…y unos pezones muy traviesos. Aquí empieza mi historia de sexo y lujuria. Mi novio, llamémoslo Rafael, es un hombre con muy buen cuerpo, sin necesidad de gimnasio, y tiene una polla, un miembro, un pene, como lo quieran llamar, que sería motivo de envidia de algunas amigas mías. Yo misma se lo medí…son 18 centímetros de músculo, una ricura a la que tuve que adaptarme, porque al principio lloraba en cada penetración. Ya no. Ahora él dice que soy muy glotona, que me trago toda su polla sin desperdiciar nada.
Hace unos muy pocos días... me llamo y me dijo que fuese a buscarlo a su trabajo; es gerente de una compañía de seguros, ya que era nuestro aniversario y saldría muy tarde. Como a eso de las 5 de la tarde, comencé a arreglarme, después de un rico baño, que además había servido para ponerme cachonda, fantasiosa y caliente, pues me esperaba una noche de sexo me puse unas bragas, o unas tangas muy pequeñitas, como ustedes quieran llamarlas, un hilo dental, que por detrás sólo servía para frotar los pliegues de mi ano, tela suficiente para mantener mi vulvas cubierta y nada más, casi desnuda me puse un sexy vestido negro muy ligerito, un vestido no muy formal, pero eso sí atrevido. Me sentía desnuda. Tomé el coche, las manos me sudaban tan sólo al imaginar lo que tenía en mente, el morbo me tenia toda mojada, creo que mojaba el asiento del coche. Era una sensación espectacular. Estacioné y subí a la oficina a buscar el regalo de mi amado...recibí una llamada, era mi novio diciéndome que entrara y lo esperara en su oficina. Me quite el abrigo que traía y lo puse al lado del mueble donde me senté. En ese momento pensaba en la sorpresa que le tenía de regalo. Sí, cierta vez me había contado que le fascinaría hacerlo con dos mujeres al mismo tiempo. Y yo, nunca le confesé que hace algún tiempo me había acostado con una amiga. Una amiga que se había ido a otro país a estudiar pero recién había regresado. Pero en esta ocasión especial, ella no sería mi amiga, sino una desconocida que yo le quería regalar a él…o tal vez un regalo que yo también quería darme. Todo lo que se aproximaba me tenía ardiendo como una perra babeante…decidí tomar el control.Me levanté del sofá, me coloqué detrás de él y lentamente lo abracé y le acaricié los hombros, ya yo estaba viento en popa, y logré que se volteara para poder contemplarlo bien. Noté, por encima de su pantalón, cómo su enorme miembro se iba poniendo cada vez más erecto, queriendo salir de su jaula, para entrar en mi mojado orificio. Estábamos uno enfrente del otro, dándonos unos besos, mientras yo sentía su polla palpitar sobre mi vientre. De repente se bajó el cierre y su polla salía de un solo golpe, se liberaba de la presión que la contenía, me hizo señas con su lujuriosa mirada para que me pusiera de rodillas y me la metiera en la boca…y yo como una buena sumisa, como su hembra que era, accedí. Me engullía cada trozo de su miembro erecto, comiéndomelo como una loca, devorándolo, llenándolo de mi saliva, mojándolo, mordiéndolo suavemente. Lo saboreé hasta que ya no aguanté más…me levanté y me puse de espaldas contra el escritorio, me levanté el vestido y bajé la diminuta tela que cubría mis partes y le ofrecí lo que quisiera de mí. Él no dudó ni un segundo, me lo introdujo de una vez en mi vagina mojadita...sentí que me partía el coño y así empezó el mete y saca más rico de mi vida...él estaba totalmente endemoniado… Dios pero que rico que se sentía yo, era su hembra, su puta, su esclava y yo no aguantaba los gemidos: ahhhh!!!! ummmm!!! más! más!...duro…duro!!! y él me estrujabas las tetas con las manos. Intencionalmente yo había dejado la puerta entre abierta, le había dicho a mi cómplice que estuviera atenta para darle la señal. Y de repente vi unos ojos... que aparecían en la rendija…pero Dios, me quedé callada, es más disfrutaba saber que nos estaba mirando, entonces me meneaba como una perra en celos...No sé en qué momento hice una señal con la mano y mi amiga entró al festín de carne. Mi novio se sorprendió cuando ve entrar a aquella mujer. Ella entró, se sentó en el sofá, abrió las piernas y… ¡no puedo creer lo que vi !!! no tenía bragas, estaba totalmente depilada.
Ella comenzó a masturbarse frente a nosotros, se daba suavemente en el coño mientras nos miraba, pero decidió no seguir siendo observadora, se paró frente a mi, me dio un beso en la boca... y me quedé paralizada pero lo recibí con gusto, pues era algo que ya ambas habíamos probado, es más, sentía cómo movía mis labios, metía su lengua y me hacía sentir totalmente ajena, le pertenecía a ella y a mi hombre. Mi novio al ver aquello me decía: “si amor si tócala, bésala”. Ella se subió al escritorio, después de haberse quitado el vestido, enseñando su cuerpo desnudo y bien formado, me puso sus senos frente a mi cara y yo quería devorarlos, realmente los deseaba, me los metí a la boca con locura, pezones suaves, tibios, parados. Los mamé como si fuese una niña en busca de leche. Mientras mi novio, por su parte, cada cierto momento, me sacaba gritos de placer. Era lujuria... y no sé si estaba bien…pero en todo caso era un pecado que no olvidaría nunca. De pronto el morbo se acrecentaba y sólo pensaba en qué se sentiría lamer ese coñito depilado y mojado y con sabor a mujer. Entonces le dije: “ahora quiero chuparte eso”. Ella se puso boca arriba en el escritorio, con las piernas hacia mi cara, yo me agaché y sentí su olor, esa cercanía me volvió loca. Le abrí los labios con mis dedos y le metí mi lengua hasta el fondo, luego dos dedos en su conchita, mientras la lamia, ella se retorcía de placer. Pero entonces mi novio, se aprovechó de la ocasión y sin permiso alguno, me colocó la cabeza de su pene frente al orificio del ano…y sin contemplaciones, me hundió sus 18 centímetros, sentí un agudo dolor, luego un ardor y después una sensación de enorme placer. Mi novio me había roto el culito, virgen hasta entonces, estaba como loco, me movía desde atrás con furia, al tiempo que hacía que mi boca resbalara por el coño de la chica, toda mi cara estaba mojada del aquel sabroso coño. Los tres estábamos extasiados. Ella gemía, yo gritaba, mientras mi novio avisaba que quería acabar y que lo haría en mi culo y le dije: “ hazlo, hazlo, vente, lléname de tu leche caliente, mira que soy tu perra.” Mi novio... se corrió con una gran cantidad de leche que salía de mi dilatado culito, sentía cómo bajaba la leche por mis piernas Yo acabé en ese instante y la mujer me siguió, al tiempo que hundía ella mi cata en su entrepierna. Rafael, mi novio, se fue seárando de mis nalgas poco a poco. Luego agotado, muy agotado, se sentó en el sofá, mientras nos veia a mi y a la muchacha. Entonces caminé hasta él, le di un beso en la boca y le dije: “ Te presento a Gina ¿qué tal tu regalito de aniversario?” Todos reímos al mismo tiempo. Es increíble sentirse ajena, pertenecerle a la otra persona, sea mujer , o sea hombre. Eso hicimos, fuímos amos y esclavos ese día.
Comentarios y sugerencias a: luisalbertplus@hotmail.com

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